UNAMOS NUESTRAS PALABRAS #9

Como estaréis viendo, estoy un poco desorganizada con las entradas. Lo siento mucho, pero hasta el viernes que viene va a tener que ser así, porque no tengo tiempo de leer o escribir entre tantos exámenes y tan pocas horas de sueño... seguiré subiendo alguna reseña que ya tengo preparada y, como no, la siguiente parte de la iniciativa.

Ainoa nos ha deleitado con este noveno capítulo -cómo pasa el tiempo :')-, que estoy segurísima de que os va a encantar porque esta chica tiene una manera de escribir preciosa.

Por último, os recuerdo que solo quedan 8 días para apuntarse al concurso, que termina el día 28. Los premios se entregarán según el número de participantes, y, a todos aquellos que participéis se os regalará un marcapáginas del libro =)

Y ahora, os dejo con la continuación...

En cuanto el pelo de Sel cayó al suelo rasgando en la habitación como un corte en el aire y desplomándose con descuido tal como lo haría el polvo, la chica se dio cuenta de lo que ese desgraciado le acababa de hacer.
Le había cortado el pelo. ¿Cómo se atrevía?
La rabia se hizo patente en su interior, densa y pesada como una manta de invierno y parpadeante como una bomba a punto de estallar.
Y sí, ese fue el detonante.
De repente sintió como la trampa de sus huesos se deshacía, y sin perder el tiempo agarró la muñeca de Rhys y la retorció en un ángulo extraño. El cuchillo que el joven sostenía repiqueteó en contacto con el suelo.
Rhys gruñó como un animal e hizo una mueca de dolor, pero antes de poder anticiparse a los movimientos de la chica, ella maniobró en la silla como si de gimnasta se tratara y le asestó un golpe en la mandíbula con el pie que lo envió al otro extremo de la habitación dando tumbos.
Una pequeña parte de ella se preguntaba, sorprendida, cómo había sido capaz de hacer eso; la otra, simplemente, se deleitaba ante ese derrame de fuerza.
Sel nunca se había sentido más poderosa.
La adrenalina bombeaba con fuerza en sus venas y sintió como una gran corriente eléctrica recorrió su cuerpo entero, causando que sufriera leves calambrazos en las piernas y que sus manos cosquillearan a causa de la energía allí arremolinada que buscaba salir al exterior.
Se acercó lentamente a Rhys, que intentaba, patéticamente, levantarse de la esquina en la que había tropezado después del golpe. De la comisura de su boca colgaba un pequeño hilo de sangre y de sus ojos, el miedo.
—¿Ahora quién está atrapado, Rhys? Solo, desarmado, indefenso. ¿Continuo?
¿Pero cómo...? ¿Cómo es posible? ¿Qué demonios...?
Sel entrecerró los ojos ante la súbita instantánea de dolor que le pasó por la mente. Juraría por un momento que escuchó la voz de Rhys en su mente.
Ya había sentido mucho poder reprimido desprendiéndose de ella, pero ahora es diferente. En un segundo ha conseguido liberarlo todo...
Sin duda alguna, lo que escuchaba eran los pensamientos de Rhys. ¿Era posible que ella pudiera leer la mente? ¿Y de ser así, por qué en ese momento?, ¿por qué no años atrás? Todas esas preguntas se las guardó porque en ese momento su mente estaba demasiado confusa y alterada como para analizarlas.
Rhys balbuceó incoherencias mientras la seguía mirando con un asombro que rayaba el pánico y Sel esbozó una sonrisa de satisfacción porque se habían cambiado las tornas y ella podría ser un poco menos piadosa con él. Se acercó aun más a él, acorralándolo contra la pared. Con una mano lo asió de la camiseta y lo acercó a centímetros de su cara, y con la otra mano chasqueó los dedos consiguiendo que por esa mano viajara una potente corriente eléctrica que chisporroteaba con violencia.
Cuando Rhys trató de hablar, Sel sostuvo su mano encendida hacia él amenazadoramente.
—Shh. Es mi turno ahora para formular las preguntas, ¿no crees?

Solo puedo decir... ¡olé, olé y olé por Sel! ¡Una mujer guerrera!

Ahora nos queda ver qué hará el "pobre e indefenso" Rhys ante esta chica... ¡cómo pueden cambiar las cosas!

Sthef de Stacked Books, va a ser la que nos deleite con la continuación de nuestra pequeña gran historia.

¡Hasta pronto!